Cuenta la leyenda que cuando Dios acabó de crear el mundo, se sacudió las manos y de las migajas de tierra, que iban cayendo, surgieron las diez islas mágicas de este pequeño país. Viajar a Cabo Verde permite introducirse en la historia y la cultura de un pueblo que es una fusión entre Europa y África. El mestizaje es visible en todas partes. Entre las islas de este pequeño archipiélago disfrutaréis de su música y de su hospitalidad, rasgos fundamentales de la forma de ser de este pueblo.
El archipiélago de Cabo Verde está formado por siete pequeños islotes y diez islas: Santiago, Fogo, Brava, Santo Antão, São Vicente, São Nicolau, Santa Luzía, Sal, Maio y Boa Vista.
Los caboverdianos acostumbran a decir que en su tierra `ingrata´, sin agua y con pocos recursos económicos, la mayor riqueza son las personas. La morabeza (amabilidad y hospitalidad) es la cualidad que más cautiva de este pueblo, acostumbrado a compartir lo poco que tiene. Cabo Verde se ha hecho escuchar gracias a su música. Cesaria Evora es la embajadora de las islas; con su voz ha abierto el archipiélago al mundo.
Santiago: Es la isla donde se mantienen algunas costumbres y tradiciones de origen africano como llevar los niños en la espalda, las creencias animistas, las músicas y las danzas (el batuque). Praia es la capital de la isla y de Cabo Verde.
Fogo: Permite admirar el segundo volcán más elevado del Atlántico después del Teide, observar la arquitectura colonial de los portugueses, los llamados sobrados, y probar el queso fresco de cabra, el vino (el único del archipiélago) y su famoso café.
São Vicente: Es conocida como la isla de los artistas, de la cultura y de la fiesta. El carnaval, el festival de música de Baia das Gatas (en Agosto) y el de teatro, son los más importantes del país. Es una isla árida y montañosa (poco elevada) con muchos rincones para visitar. Hay que disfrutar de sus playas, y del arte y la música de su gente. En Mindelo, capital y segunda ciudad más importante del archipiélago, vive Cesaria Evora.
Santo Antão: Isla montañosa, que invita a hacer excursiones y pasear por sus verdes y frondosos valles donde destacan las plantaciones de caña de azúcar, plátanos y otros productos típicos del país.
Sal: Es muy llana y la más turística, por la belleza de sus playas de arena blanca, agua turquesa y la posibilidad de realizar deportes náuticos. Vale la pena visitar las salinas y pasear un día por la isla.