Si el concepto “it” fuese una provincia, esa sería Castellón. Durante los últimos años, la tierra que enamoró al mismísimo equipo de Juego de tronos se ha consolidado como un microcosmos turístico único: desde mecas del buceo y la espeleología como las islas Columbretes hasta unos azules de Montanejos que nada tiene que envidiar a los paraísos tailandeses. 

Pero lo que me mueve en esta ocasión es ese Castellón más costumbrista. Uno de pueblecitos donde siempre hay una silla en la puerta para “tomar la fresca”. De puentes y montañas surcadas por cabras montesas. Experiencias que puedes descubrir en La Tinença de Benifassà, área declarada como Parque Natural donde los ecos de la historia aún resuenan (casi) libres de intervención humana. 

Parque Natural de Tinença de Benifassà. Comunitat Valenciana
Parque Natural de Tinença de Benifassà. Comunitat Valenciana

Aquí, un conjunto de barrancos y relieves juguetean con antiguos pueblos y la flora eclosiona en forma de pinos, hayas o tejos. Todo ello sin olvidarnos del único árbol navideño que podría hacerle competencia al abeto: ¡el acebo! Experiencias que conforman la secuencia sensorial perfecta por La Tinença de Benifassà para el próximo fin de semana. 

 

Regreso rural

Desde la ciudad de Castellón de la Plana nos dirigimos hasta la Pobla de Benifassà, primera parada de nuestra ruta y base desde la que adentrarnos en los mágicos misterios del parque natural. Con apenas 200 habitantes, este pueblo de héroes modernos que decidieron quedarse, invita a conocer sus calles de casas de piedra pintadas envueltas en buganvilla. 

De aquí, la iglesia parroquial de El Ballestar, en lo alto de un promontorio,  nos indica el camino hasta el Castell de Cabres. Un pueble que  reúne a tan solo 17 habitantes, por lo que te sentirás en casa desde el primer momento. Y el castillo de Boixar, conquistado por el mismísimo Jaime el Conquistador en 1233, o la plaza de Coratxa, cuna de antiguas romerías y uno de los puntos más altos de la Comunitat Valenciana (1329 metros de altitud). Por último, llegamos al pueblo de La Tinença de Benifassà, Bel, ideal para sucumbir al clímax de esta ruta degustando una riquísima olleta de cardos y garbanzos. 

Parque Natural de Tinença de Benifassà.
Parque Natural de Tinença de Benifassà.

Paraísos verticales que suponen la mejor excusa para conocer los principales encantos naturales de este municipio: las creaciones del arte rupestre del arco mediterráneo (declarado Patrimonio de la Unesco), la presencia del Real Convento de Santa María de Benifassà, uno de los más antiguos de la Comunitat Valenciana; o El Salto de Robert, una cascada formada por el río Cenia que supera al mejor fondo de pantalla. 

Lugares que representan esa España rural tejida por los susurros de los últimos acebos de Levante.

Por el encanto de un retiro silencioso que quizás nunca antes nos pareció tan necesario. 

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.